Señor presidente, lo he visto muchas veces en fotografías con su esposa, Gabriela, y su adorable bebé, Layla, siempre sonriente feliz al lado de sus amorosos padres, denotando que usted es realmente un hombre de familia, evidente defensor de la "Familia Nuclear": Padre (hombre), Madre (mujer), e hijos, la que élites mundiales perversas pretenden destruir. De Gabriela, aún sin conocerla personalmente, puedo afirmar que proviene de sólidas raíces, por haber conocido perfectamente a muchos de sus ancestros desde "añales" ha, como fueron su tío-abuelo Chepe Trabanino, gran amigo de mis padres, pero quien, al haber sido cónsul por ‘mil’ años en Houston cuando mi esposo, Mario, estudió en Texas A&M, fue persona también muy querida por él. Su abuela Margot similarmente, y su tía-abuela Sarita de Delgado, amén de muchos descendientes de estos, entre ellos sus progenitores. Todos personas de gran estima y reconocidos valores morales cristianos.

Fue tratando de llamar su atención como padre de Layla, que decidí escribirle, ya que como tal, pero también como presidente, se encuentra más que comprometido frente al rumbo que Ud. dará al futuro de la vida de su tierna hijita, pero igualmente a la de millares de niños salvadoreños que dependen de su veto y a quienes mentes retorcidas pretenden pudrirles sus chiquillos infantiles cerebros adoctrinándolos, primero usurpando su inocencia y luego arrebatándoles sus identidades e inclinaciones de ser niños normales, varón o hembra, mediante programas de la siniestraIdeología de Género, hacia hacerles creer que no son ni varón ni hembra sino del sexo que quieran ser, y así, ir desnaturalizándoles su sexo y sus instintos desde tiernas edades, incitándoles a probar toda clase de prácticas depravadas para corromperles su futura normal sexualidad, la que siempre, a su tiempo, llega normalmente a todos.

Piense, presidente, ¿cómo podría Ud. resguardar a la pequeña Layla –y al resto de niños salvadoreños– contra ese derecho de Confidencialidadque se les concede a todos ellos en la Nueva Ley "Crecer Juntos", con el que su pequeña Layla desde cortísima edad, sin tener bien formado su intelecto, podrá desligarse de Uds. sus progenitores, uniéndose confidencialmentea perniciosos personajes que la adoctrinarán en el camino viciado a seguir y en el que los padres de familia no podrán opinar?

Revise el artículo 36, incisos "d" y "e" de esta Ley, por favor, en el que solapadamente ya se ha incluido el derecho a abortar como un confidencial legítimo derecho para nuestras niñitas desde corta edad: (SIC): art. 36 inciso d): "Garantizar el acceso a SERVICIOS CONFIDENCIALESde ‘SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA’, métodos anticonceptivos, cuidados y tratamientos específicos, etc...". Sigo con el art. 36, inciso e): Proveer servicios de asesoramiento de CARÁCTER CONFIDENCIAL".

¿Y qué es, padres de familia, la SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA? Es una Declaratoria obligada de la ONU para nuestros países miembros, que mediante sus tentáculos –como IPPF– proclama en su ARTÍCULO#9/Párrafo#7 (SIC): "Todas las mujeres tienen derecho a la educación y servicios necesarios para la protección de su SALUD REPRODUCTIVA, maternidad segura y ABORTO SEGURO; que sean accesibles, asequibles, aceptables y convenientes para todas las usuarias".

Admiré a su esposa cuando decidió defender a los niños desde el momento de la concepción, pero fuerzas astutas le dieron "vueltegato" a su plan. NO pueden Uds. someterse a tales disparatadas nocivas pretensiones.

Ejemplarizante lo sucedido recientemente en EUA el 24/6 (día del Corazón de Jesús), donde la "Suprema Corte" abolió la sentencia judicial Roe vs. Wade, que diera legalidad al aborto allá. Hoy con esa revocación de matar bebés nonatos (que contiene ineludible mensaje del mismo Dios… "Yo Fui") y sabiendo que Ud. es persona creyente, presidente, es deber suyo anular las descritas sórdidas pretensiones.